El ataque de los psicóticos...

...Y ahí estaba yo, parado, impávido ante la mirada de aquél que había determinado que debía ser su presa. El tiempo nunca apremia en situaciones como esa. Esa mirada lo definía todo; era un psicótico. Estaba demasiado pasmado y temeroso de que lanzara su primer ataque.

Las piernas no respondían; El corazón latía demasiado rápido, demasiado ruidoso. No me permitía pensar. Pero él no pensaba, tenía un objetivo claro y yo solo podía permitirme el miedo.

La única salida se encontraba a mis espaldas. Era una situación de vida o muerte, y él nunca dudaría en lanzar la primera avanzada. y en eso...pasó.

El primer ataque. Su cuerpo se agitó con la violencia de cien camiones chocando, su mirada roja sangre logró el objetivo, que yo claudicara. Ante el asombro que mostré; no dudo en volver a atacar.

Estaba demasiado pálido debido al ataque. Pude sentir como la sangre dejaba de circular. Ante el embate de ataques seguidos no hubo de otra, tuve que enfrentar la derrota y huir. Emprender la graciosa huida, escapar a más no poder. Patitas pa' que las quiero. Huí y tuve que arrojar todo lo que llevaba, al menos una de las pocas cosas que traía evitarían que me persiguiera. Pero mis sentidos estaban aturdidos ¿Acaso me estaba persiguiendo? ¿Intentó consumar su golpe? no podía comprenderlo.

Voltee la mirada para detectar a mi agresor. Nada. Ni una pista, absoluta y completa mente nada. Mi comprensión se había dañado ¿Como es posible? ¿Acaso obtuvo lo que quería?

Volví para comprobar lo que ya sospechaba, aquel agresor logró su objetivo...

Pinche guajolote se estaba comiendo mi fruta...





Lo aprendido esa vez:

• La edad es determinante en aquellos sucesos que cambian tu vida (tenía cuatro años)
• la venganza, es un plato que se toma, tibio, con tortilla y refresco (y un buen paquete de servilletas; la cebolla es opcional)